Para percatarnos de que, y en qué medida, Nietzsche piensa desde un principio metafísico la venganza y la redención de la venganza, es decir, a partir del ser que define todo ente, es menester que consideremos con qué carácter esencial se manifiesta el ser del ente en la época moderna. El aludido carácter esencial del ser sale a la luz en forma clásica con una pocas frases que Schelling dejó estampadas en el año de 1809 en sus Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana y los objetos con ella relacionados. Las siguientes frases están apartadas expresamente en el texto original por un guión respecto de lo que antecede, destacándose así de propósito su significación fundamental. Dicen así: “En última y suprema instancia no hay otro ser alguno sino el querer. Querer es el ser primigenio y solamente a éste [a saber el querer], le cuadran todos los predicados del mismo [a saber del ser primigenio]: ser-sin-fondo, eternidad, independencia del tiempo, autoafirmación. Toda la filosofía no tiende sino a encontrar esta expresión suprema” Heideggeriana: GA8 Apéndices
[…] desaparece lo que contraría a la voluntad cuando lo pasado deja de petrificarse en un mero “fue”, fijando como tal su mirada helada e inmóvil en el querer. Lo que contraría desaparece en cuanto el pasar ya no sea un mero pasar que hace hundirse lo pasado en un mero “fué”. La voluntad queda libertada de lo que la contraria, al quedar libre como voluntad, es decir, libre para el transcurrir en el pasar, pero par un transcurrir tal que no se sustrae a la voluntad sino que retorna trayendo de vuelta lo transcurrido. La voluntad queda libre de la repugnancia contra el tiempo, contra su mero pasado, cuando quiere constantemente el ir y venir, el transcurrir y retornar de todas las cosas. La voluntad queda libre de lo que la contraria en el “fué” cuando quiere el constante retorno de todo “fué”. La voluntad queda redimida de la repugnancia cuando quiere el constante retorno de lo mismo. De esta manera la voluntad quiere la eternidad de lo querido. La voluntad quiere la eternidad de sí misma. La voluntad es el ser primigenio. El sublime producto del ser primigenio es la eternidad. El ser primigenio del ente es la voluntad en cuanto querer eternamente retornante del retorno eterno de lo mismo. El eterno retorno de lo mismo, es el supremo triunfo de la metafísica de la voluntad que quiere eternamente su propio querer. La redención de la venganza es la transición de la repugnancia de la voluntad contra el tiempo y su “fué” a la voluntad que quiere eternamente el retorno de lo mismo, queriendo en este querer a sí misma como razón de sí misma. La redención de la venganza es la transición al ser primigenio de todo ente. Heideggeriana: GA8 Apéndices¿Qué es la venganza? Podemos decir ahora de un modo provisional: venganza es la persecución que se opone y que rebaja. ¿Y es esta persecución lo que ha sostenido y penetrado hasta ahora toda reflexión y toda representación del ente en vistas a su ser? Si al espíritu de la venganza le compete el alcance metafísico del que hemos hablado, este alcance tiene que poder verse desde la constitución de la Metafísica moderna. Para lograr de algún modo esta visión, fijémonos en esto: en qué impronta esencial aparece el ser del ente dentro de los límites de la Metafísica moderna? Esta impronta esencial del ser se expresa de una forma clásica en unas pocas proposiciones que Schelling ha escrito en 1809 en sus “Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad y los objetos que están en conexión con ella”. Estas tres proposiciones dicen: “En la última y suprema instancia no hay otro ser que el querer. Querer es ser primigenio, y a éste (al querer) sólo se le pueden aplicar los predicados de éste mismo (del ser primigenio): ausencia de fundamento, eternidad, independencia del tiempo, auto-afirmación. Toda la Filosofía aspira sólo a encontrar esta suprema expresión.”(F. W. J. Schelling. Philosophische Schriften, tomo I, Landshut 1809, S. 419). Heideggeriana: NietzscheZaratustra Apéndices