ser del ente

Y cuanto más clara se me hacía esa intelección, con tanta mayor fuerza surgía la pregunta: ¿De dónde viene y cómo se determina aquello que ha de ser experimentado, de acuerdo al principio de la fenomenología, como “la Cosa misma”? ¿Se trata de la conciencia y de su objetividad, o del ser del ente en su desocultamiento y en su acción de ocultarse? Así es como me vi llevado al camino de la pregunta por el ser, iluminado por la actitud fenomenológica de una manera renovada y distinta a cuanto me inquietaban los problemas surgidos de la disertación de Brentano. Pero el camino del preguntar sería más largo de lo que yo sospechaba, y requirió de muchas paradas, de muchos rodeos y desvíos. Eso, tras lo que iban los primeros cursos de Friburgo y luego de Marburgo, muestra el camino de un modo sólo indirecto. Heideggeriana: CaminoFenomenologia

“En Brentano”. Piensa usted en que el primer escrito filosófico que desde 1907 he vuelto asiduamente a trabajar fue la disertación de Franz Brentano: De la múltiple significación del ente en Aristóteles (1862). En la página titular de su escrito puso Brentano la sentencia de Aristóteles: to on legethai pollachos Traduzco: “El ente adviene manifiesto (a saber, en vista de su ser) de muchos modos”. En esta sentencia se esconde la pregunta que determina mi camino de pensamiento: ¿cuál es la simple y unitaria determinación de ser cuyo dominio atraviesa todas las múltiples significaciones? Esta pregunta suscita las siguientes: ¿qué, pues, se llama ser? ¿Hasta dónde (por qué y cómo) se despliega el ser del ente en los cuatro modos que sólo son constantemente establecidos por Aristóteles, pero que él dejó sin determinar en su común procedencia? Basta con sólo nombrarlos en la lengua de la tradición filosófica para ser asaltados por la evidencia de algo que, a las primeras, aparece inconciliable: ser como propiedad, ser como posibilidad y realidad, ser como verdad, ser como esquema de las categorías. ¿Qué sentido de ser habla en estos cuatro títulos? ¿Cómo se los puede llevar a un acorde comprensible? Este acorde recién podemos percibirlo cuando hemos preguntado y esclarecido antes: ¿de dónde recibe el ser como tal (no sólo el ente como ente) su determinación? Entre tanto pasó una década, y hubo menester de muchos rodeos y desvíos a través de la historia de la filosofía occidental, hasta que las mencionadas preguntas alcanzaran siquiera una primera claridad. Para ello fueron decisivas tres percepciones, que, por cierto, no bastaban aún para aventurar una disquisición localizadora (Erörterung) de la pregunta del ser (Seinsfrage) como pregunta por el sentido del ser. Heideggeriana: CartaPrologo

Con la percepción de la aletheia como desocultamiento llegó a reconocerse el rasgo fundamental de la ousia, del ser del ente: la presencia (Anwesenheit). [NT: La fijación de este “rasgo” parece haberse producido en 1924, en relación con los análisis de la Etica Nicomaquea. El plexo de relaciones entre Anwesenheit, Gegenwart y Präsenz es explorado por Heidegger entre 1924 y 1926, y debía ser sistemáticamente expuesto en la Tercera Sección de Ser y Tiempo, que fue abortada. Véase, a propósito de esto, el curso “Problemas fundamentales de la fenomenología” (Gesamtausgabe, vol. 24).] Pero la traducción literal, es decir, la que el pensar extrae de la cosa, habla recién cuando lo contenido en la cosa, aquí la presencia como tal, es traído ante el pensar. La pregunta inquietante y siempre vigil por el ser como presencia (presente [Gegen-wart]) se desplegó en la pregunta por el ser en vista de su carácter tempóreo (Zeitcharakter). Pronto mostrose que el concepto tradicional del tiempo no basta en ningún respecto, aunque sólo fuese para plantear, en recta conformidad con la cosa, la pregunta por el carácter tempóreo de la presencia, para no decir nada de responderla. El tiempo se volvió problemático del mismo modo que el ser. La temporalidad extático-horizontal caracterizada en Ser y Tiempo no es de ningún modo ya aquello propísimo (Eigenste) del tiempo, buscado en correspondencia con la pregunta del ser. Heideggeriana: CartaPrologo

Con la provisoria clarificación de aletheia y ousia se esclarecieron en lo sucesivo el sentido y la envergadura del principio de la fenomenología: “a las cosas mismas”. Pero al paso de la ejercitación, ya no sólo literaria, sino práctica también, en la fenomenología, permaneció en la mira la pregunta por el ser suscitada por el escrito de Brentano [NT: En la docencia de Heidegger, la fenomenología hace su aparición temática en el semestre de verano de 1919; las “ejercitaciones prácticas” en sentido propio cubren un vasto periodo, desde 1919-20 hasta 1928-29, en que se lleva a cabo el último par de seminarios con el nombre expreso de “Ejercicios fenomenológicos”.]. Surgió así la duda de si la “cosa misma” habría de ser determinada como la conciencia trascendental, o aun como el yo trascendental. Si, en cambio, la fenomenología, como el dejar-mostrarse (de) la cosa misma, debe determinar el método normativo de la filosofía, y si la pregunta.guía de la filosofía se mantuvo, desde antiguo y en las más diversas formas, como pregunta por el ser del ente, tenía, entonces, que permanecer el ser como la primera y última cosa misma del pensar. Heideggeriana: CartaPrologo

Ahora bien: si en el título de su obra De la fenomenología al pensar, [NT: Heidegger traduce al alemán: .El camino de la fenomenología al pensar del ser..] usted entiende “fenomenología” en el sentido recién descrito, como una posición filosófica de Husserl, entonces el título es atinente, en la medida en que la pregunta del ser por mí planteada es algo completamente otro que esa posición. El título está cumplidamente justificado, si se saca el término “pensar del ser” de la ambigüedad en virtud de la cual nombra tanto el pensar de la metafísica — el pensar del ser del ente — como también la pregunta del ser en el sentido del pensar del ser como tal (la condición de manifiesto del ser). Heideggeriana: CartaPrologo

Parménides dice (Fragmento VIII, 34-36): “Pero una misma cosa es el percibir y aquello por lo cual el percibir. Porque sin el ser del ente, en el cual esto (es decir, el percibir) está en tanto que lo dicho no encontrarás el percibir”. Heideggeriana: QuePensar

De estas palabras de Parménides sale con claridad a la luz lo siguiente: el pensar recibe su esencia como percibir a partir del ser del ente. Pero ¿qué significa aquí para los griegos, y luego para todo el pensar occidental hasta este momento: ser del ente? La respuesta a esta pregunta, hasta ahora no planteada – por demasiado simple -, es: ser del ente quiere decir: presencia de lo presente. La respuesta es un salto a la oscuridad. Heideggeriana: QuePensar

Pero el hecho de que hasta ahora el pensar descanse en el representar, y el representar en la re-presentación (en el poner delante), esto tiene un provenir lejano. Éste se oculta en un acaecimiento propio que pasa inadvertido: el ser del ente aparece en el comienzo de la historia acontecida de Occidente – aparece para el curso entero de esta historia – como presencia. Este aparecer del ser como estar presente de lo presente es él mismo el comienzo de la historia acontecida de Occidente, en el supuesto de que nos representemos la historia acontecida no sólo según los acontecimientos sino que antes pensemos según aquello que, a través de la historia, está enviado de antemano, y lo está gobernando todo lo que acontece. Heideggeriana: QuePensar

En el ser, que ha aparecido como estar presente queda, sin embargo, no pensado el estado-de-desocultamiento que allí prevalece, del mismo modo como la esencia de presente y tiempo que prevalece allí. Presumiblemente, estado de desocultamiento y presente, como esencia del tiempo, se pertenecen el uno al otro. En la medida en que percibimos el ente en su ser, en la medida en que – para decirlo en el lenguaje moderno – representamos los objetos en su objetualidad, estamos ya pensando. De esta manera estamos pensando ya desde hace tiempo. Sin embargo, a pesar de esto, todavía no estamos pensando de un modo propio mientras quede sin pensar dónde descansa el ser del ente cuando aparece como presencia. Heideggeriana: QuePensar

El provenir esencial del ser del ente no está pensado. Lo que propiamente está por pensar queda reservado. Todavía no se ha convertido en digno de ser pensado por nosotros. Por esto nuestro pensar aún no ha llegado propiamente a su elemento. Todavía no pensamos de un modo propio. Por esto nos preguntamos: ¿qué quiere decir pensar? Heideggeriana: QuePensar

En su expresión universalmente conocida, la proposición del fundamento reza: Nihil est sine ratione. Nada es sin fundamento. Generalmente, no prestamos atención al hecho de que, en la enunciación habitual de la proposición, la partícula “es” pasa desapercibida, como algo que se entiende de suyo. ¿Por qué habríamos de prestar oídos al “es”? La proposición fundamental del fundamento dice: todos y cada uno de los entes tienen un fundamento. La proposición es un enunciado sobre el ente. Sólo que únicamente tenemos experiencia del ente en cuanto ente cuando prestamos atención al hecho de que él es, y a cómo es. Por eso, para escuchar propiamente la proposición sobre el ente, hemos de dirigir nuestra atención al hecho de que, en la proposición “nada es sin fundamento”, es la palabra “es” la que da el tono que a todo lo acuerda. Si estamos a la escucha, es decir, si nos entregamos libremente a aquello que propiamente habla en la proposición, entonces, de súbito, la proposición suena de otra manera. Ya no es: nada es sin fundamento, sino: nada es sin fundamento. La partícula “es”, dicha en cada caso en referencia al ente, nombra el ser del ente. Mientras que ahora es el “es” – a saber, el “ser” – lo que indica el tono de la proposición, consonante con el “es”, viene al mismo tiempo el fundamento: nada es sin fundamento. Ser y fundamento suenan, ahora, al unísono. En ese son viene a sonar que ser y fundamento se copertenecen de consuno ( tienen su pertenencia mutua dentro de Uno ). La proposición del fundamento, que de aquí en adelante suena de manera diferente, dice ahora: al ser le pertenece el fundamento. La proposición del fundamento ya no habla como proposición fundamental suprema de todo representar referido al ente, ya no dice que toda cosa tiene un fundamento. La proposición del fundamento habla ahora como una palabra acerca del ser. La palabra es una respuesta a la pregunta: ¿qué significa, pues, ser? Respuesta: ser significa fundamento. Con todo, la proposición del fundamento, [205] en cuanto palabra acerca del ser, ya no puede querer decir: ser tiene un fundamento. Si comprendiésemos la palabra acerca del ser en ese sentido, entonces nos representaríamos al ser como un ente. Sólo él tiene un fundamento y, además, necesariamente. El es sólo en cuanto fundado. El ser, sin embargo, por el hecho de ser él mismo el fundamento, queda sin fundamento. En la medida en que el ser, siendo él mismo el fundamento, funda, deja en cada caso que el ente sea un ente. Heideggeriana: Fundamento1956

Pero la pregunta por el ser mismo [En la expresión “ser mismo” hay que pensar siempre, de antemano y conjuntamente, la diferencia ontológica. El error corriente: la pregunta por el “ser mismo” sólo potencia la pregunta por el ser del ente y se vuelve así una metafísica, elevada a la potencia. Por el contrario: “ser mismo” oculta en sí la impensada diferencia ontológica. La impensada aletheia en cuanto tal.Cfr. Parménides.] tampoco puede despertar en el pensamiento de Nietzsche porque éste ya ha dado la respuesta a la pregunta por el ser (en el único sentido conocido de ser del ente). “Ser” es un valor. “Ser” quiere decir: el ente en cuanto tal, es decir lo consistente. Heideggeriana: NiilismoSer

Pensado de manera rigurosa, no es que nosotros supongamos algo respecto de algo, sino que nos sometemos a la exigencia del lenguaje. Éste requiere que, en la palabra “nihilismo” pensemos el “nihil”, la nada, a una con la circunstancia de que algo ocurre en el ente en cuanto tal. El lenguaje requiere que no sólo entendamos correctamente los productos léxicos artificiales que se dan en las meras palabras, sino que, en la palabra y con ella, prestemos atención a la cosa dicha. Nos sometemos a la exigencia que plantea el nombre “nihilismo” de pensar una historia en la que se encuentra el ente en cuanto tal. El nombre “nihilismo” nombra, a su manera, el ser del ente. Heideggeriana: NiilismoSer

Nietzsche reconoce al ente en cuanto tal. ¿Pero en tal reconocimiento, reconoce también al ser del ente, o sea, lo reconoce a él mismo, al ser, es decir, en cuanto ser? De ningún modo. El ser es determinado como valor y con ello se lo explica desde el ente como una condición puesta por la voluntad de poder, por el “ente” en cuanto tal. El ser no es reconocido como ser. Este “reconocer” quiere decir: dejar que ser impere en toda su cuestionabilidad desde la mirada dirigida a su proveniencia esencial; quiere decir: sostener la pregunta por el ser. Pero esto significa: meditar sobre la proveniencia del presenciar y la consistencia, y de este modo mantener abierto el pensar a la posibilidad de que “ser”, en el camino hacia el “en cuanto ser”, podría abandonar su propia esencia en favor de una determinación más inicial. El hablar de “ser mismo” tiene siempre un carácter cuestionante. Heideggeriana: NiilismoSer

En la pregunta: ” ¿qué es el ente?” se pregunta por el ente en cuanto tal. El ente en cuanto ente es tal gracias al ser. En la pregunta: “¿qué es el ente en cuanto tal?” se piensa en el ser, más precisamente, en el ser del ente, es decir en aquello que el ente es. Al “¿qué es?”, al “¿qué es el ente?”, responde el qué-es, to te estin. Al “qué” del ente Platón lo determina como idea (cfr. Platons Lehre von der Wahrheit [La doctrina de Platón acerca de la verdad]). El qué del ente, la essentia del ens, se denomina también “la esencia” [das Wesen]. Pero ésta no es una denominación casual e inofensiva. Por el contrario, en ella se oculta que el ser del ente, es decir el modo en que esencia [west] es pensado desde el qué. “Esencia”, en el significado de essentia (qué), es ya la interpretación metafísica del “esenciar”, la interpretación que pregunta por el qué del ente en cuanto tal. “La esencia” es pensada aquí siempre como la esencia del ente. El ser del ente es preguntado desde el ente como aquello que se piensa en dirección del ente. ¿Pensado cómo qué? Como el genos y lo koinon, como aquello desde donde todo ente, en su ser de tal y cual manera, recibe su “qué” común. Heideggeriana: NiilismoSer

Mientras se piense el ser del ente como lo a priori, esta determinación misma impedirá pensar el ser en cuanto ser para, por medio de esto último, experimentar entonces quizá en qué medida el ser en cuanto ser entra en esta relación apriorística respecto del ente; o sea: si esta relación sólo es algo que le sobreviene y se añade al ser, o si el ser mismo es esa relación, y qué quiere decir entonces ser y qué relación. Que toda metafísica, incluso la inversión del platonismo, piensa el ser del ente como lo a priori, testimonia sólo que la metafísica en cuanto tal deja impensado el ser. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero si la metafísica en cuanto tal no piensa el ser mismo porque piensa el ser en el sentido del ente en cuanto tal, la ontología y la teología, ambas desde su mutua referencia recíproca, tienen que dejar impensado el ser mismo. La teología recoge la essentia del ente de la ontología. La ontología, a sabiendas o no, traslada el ente respecto de su existentia, es decir en cuanto aquello que existe, al fundamento primero que representa la teología. La esencia onto-teológica de la metafísica piensa el ente desde la mirada dirigida a essentia y existentia. Estas determinaciones del ser del ente sólo son, por así decirlo, rozadas de un modo pensante, pero no son pensadas desde el ser mismo, ni cada una de ellas individualmente ni ambas en su diferencia. Esta última, con todo lo que encierra de impensado, se vuelve de pronto determinante para el pensar de la metafísica, como si hubiera caído del cielo. Y quizá así lo sea, efectivamente, sólo que habría que pensar qué quiere decir esto respecto del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

Si el ser mismo permanece impensado, esto parece radicar en el pensar, en la medida en que al pensar no le importa nada el ser mismo. El pensar omite algo. No obstante, la metafísica piensa el ser del ente. Conoce el ser a partir de sus conceptos fundamentales de essentia (esencialidad [Wesenheit]) y existentia (existencia [Dasein]). Pero sólo tiene conocimiento del ser para conocer a partir de él el ente en cuanto tal. En la metafísica el ser ni se pasa por alto ni pasa inadvertido. Y sin embargo, su visión del ser no lo admite como algo propiamente pensado; para ello, el ser en cuanto ser mismo tendría que ser admitido por la metafísica como lo que ella tiene que pensar. El ser queda en la visión de los conceptos, queda incluso en el aparecer del concepto absoluto mediante la dialéctica especulativa, y sin embargo permanece impensado. Así pues, podría concluirse, la metafísica rechaza el ser como lo que propiamente hay que pensar. Heideggeriana: NiilismoSer

¿Cómo debemos comprender esto de que el ser mismo permanece fuera? ¿Quizás en el sentido de que el ser, al modo de un ente, se detiene en algún lugar y por alguna razón, porque le está obstruido el camino, no llega hasta nosotros? Pero sin embargo, en la metafísica y para ella el ser está en la visión: en cuanto ser del ente. Heideggeriana: NiilismoSer

Sea o no un preservar del ser mismo que lo rehúsa, en la ocultación esencia algo así como un sustraerse del ser mismo, de manera tal que éste, al mismo tiempo, permanece en una visión: en cuanto ser del ente. La sustracción como la cual esencia el ser mismo no le arrebata el ser al ente. A pesar de ello, el ente, precisamente cuando es en cuanto tal y sólo es así, está en la sustracción del ser mismo. Nosotros decimos: el ente está abandonado por el ser mismo. El abandono por parte del ser concierne al ente en su totalidad, no sólo al ente del tipo del hombre, que representa al ente en cuanto tal y en cuyo representar el ser mismo se le sustrae en su verdad. Heideggeriana: NiilismoSer

Lo que es es lo que acontece. Lo que acontece ya ha acontecido. Esto no quiere decir que sea pasado. Lo que ya ha acontecido es sólo aquello que se ha recogido en la esencia del ser, lo esenciado [Ge-Wesen], desde lo cual y como lo cual es el advenir del ser mismo, aunque sea en la forma del sustraerse que permanece fuera. El advenir mantiene al ente en cuanto tal en su desocultamiento y le deja este último como el impensado ser del ente. Lo que acontece [geschieht] es la historia [Geschichte] del ser, es el ser como historia del permanecer fuera. Éste va al encuentro de la esencia del hombre, y lo hace en la medida en que el hombre de nuestra época no conoce ni lleva a cabo la admisión de que su propia esencia le es escatimada. El permanecer fuera del ser va al encuentro de la esencia del hombre de manera tal que éste, en su referencia al ser, sin conocerlo, lo esquiva, en cuanto comprende el ser sólo desde el ente y quiere que toda pregunta por el “ser” se entienda de este modo. Heideggeriana: NiilismoSer

Si la falta de necesidad es la necesidad extrema y es precisamente como si no fuera, entonces, para que la necesidad pueda ser necesitante [nötigen] en el ámbito esencial del hombre, la capacidad de éste tiene que ser llevada antes a la falta de necesidad. Experimentar esta falta como tal, ésta es la necesariedad [Notwendigkeit]. Pero dando por supuesto que ésta es la necesidad [Not] del ser en cuanto tal, dando por supuesto que el ser en cuanto tal permanece confiado de antemano y exclusivamente sólo al pensar, entonces la causa [Sache] del ser, es decir, que en su desocultamiento sea el ser del ente, se trasladará al pensar. Para éste, el ser mismo en su desocultamiento, y de este modo el desocultamiento mismo, tienen que volverse previamente dignos de cuestión; pero esto en la época de la metafísica, por la cual el ser ha perdido su dignidad para convertirse en valor. La dignidad del ser en cuanto ser no consiste, sin embargo, en tener vigencia como valor, aunque sea el valor supremo. El ser esencia en la medida en que – libertad de lo libre mismo – libera a todo ente hacia él y queda para el pensar como lo que hay que pensar. Que sin embargo el ente sea como si el ser no “fuera” lo incesante y lo que precisa albergue, como si no “fuera” la necesidad necesitante de la verdad misma, esto es el consolidado dominio de la falta de necesidad en la metafísica acabada. Heideggeriana: NiilismoSer

Por ello, el carácter fundamental del ente como voluntad de poder se determina al mismo tiempo como “eterno retorno de lo mismo”. Nombramos así otro título capital de la metafísica de Nietzsche y señalamos además algo esencial: sólo a partir de la esencia de la voluntad de poder suficientemente comprendida se vuelve inteligible por qué el ser del ente en su totalidad tiene que ser eterno retorno de lo mismo; y a la inversa: sólo a partir de la esencia del eterno retorno de lo mismo es posible aprehender el núcleo esencial más íntimo de la voluntad de poder y su necesidad. La expresión “voluntad de poder” dice qué es el ente según su “esencia” (constitución). La expresión “eterno retorno de lo mismo” dice cómo el ente de tal esencia tiene que ser en su totalidad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La necesidad de tener que pensar la esencia del “nihilismo” en conexión con la “transvaloración de todos los valores”, con la “voluntad de poder”, con el “eterno retorno de lo mismo”, con el “superhombre”, ya hace suponer que la esencia del nihilismo posee en sí misma muchos significados, muchos niveles y muchas formas. El término “nihilismo” permite un uso múltiple. Se puede abusar del título “nihilismo” como una ruidosa consigna carente de contenido que tiene a la vez la función de amedrentar, de descalificar y de ocultar al mismo que comete el abuso ocultando su propia falta de pensamiento. Pero también podemos experimentar toda la gravedad de lo que dice este título en el sentido de Nietzsche. Esto significa entonces: pensar la historia de la metafísica occidental como el fundamento de nuestra propia historia, y esto quiere decir como el fundamento de las decisiones futuras. Finalmente, podemos pensar de modo aún más esencial lo que Nietzsche pensaba con este término comprendiendo su “nihilismo clásico” como ese nihilismo cuya “clasicidad” consiste en que, sin saberlo, tiene que oponer una extrema resistencia al saber de su esencia más íntima. El nihilismo clásico se descubre entonces como ese acabamiento del nihilismo en el que éste se considera dispensado de la necesidad de pensar precisamente aquello que constituye su esencia: el nihil, la nada, en cuanto velo de la verdad del ser del ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El significado de la raíz latina nihil, sobre el cual ya reflexionaron los romanos (ne-hilum), sigue sin aclararse hasta el día de hoy. De acuerdo con el concepto literal, en el nihilismo se trata en todo caso de la nada y por lo tanto, de una manera especial, del ente en su no ser. El no ser del ente vale, sin embargo, como la negación del ente. Usualmente sólo pensamos la “nada” desde lo que en cada caso se niega. Al perforar en busca de petróleo no se encontró “nada”, quiere decir: no se encontró el ente buscado. A la pregunta: ¿hay allí petróleo? se responde en ese caso con “no”. Al perforar no se encontró por cierto “nada”, pero de ninguna manera se encontró “la nada”, pues no se perforó en su búsqueda, y en su búsqueda no puede perforarse, y menos con la ayuda de torres de perforación mecánicas e instalaciones similares. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

A través de estas diferencias se mantiene sin embargo lo esencial y lo que sustenta, que las determinaciones del ente en cuanto tal son alcanzadas y fundamentadas en vista del logos, del pensar enunciativo. Las categorías, en cuanto determinaciones del ente en cuanto tal, dicen qué es el ente en cuanto ente. Dicen lo “más universal” que puede decirse del ente: la entidad o el ser. El ser del ente es captado y comprendido siguiendo el hilo conductor del enunciado, del juicio, del “pensar”. Este modo de determinación de la verdad acerca del ente en su totalidad, es decir, al mismo tiempo, la metafísica, piensa el ente según las categorías. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Lo segundo que será ante todo necesario para dilucidar la proposición final de la sección A es señalar el modo en que Nietzsche nombra aquí, a modo de resumen, las tres categorías de acuerdo con las cuales ha sido interpretado el ente en su totalidad. En lugar de “sentido” dice ahora “fin”, en lugar de “totalidad” y “sistematización” dice “unidad”, y, lo que es lo más decisivo, en lugar de “verdad” y “mundo verdadero” dice aquí directamente “ser”. Todo esto, nuevamente, sin ningún tipo de explicación. En realidad, no debemos asombrarnos por la falta de explicación de los conceptos y nombres que aquí se utilizan. Lo que tenemos ante nosotros en este fragmento, en forma de una nota, no es una sección de un libro destinado al “público”, ni menos aún una sección de un tratado, sino el monólogo de un pensador. En él no habla con su “yo” ni con su “persona”, habla con el ser del ente en su totalidad y desde el ámbito de lo ya previamente dicho en la historia de la metafísica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero ¿dónde tiene esta metafísica su fundamento histórico esencial? Preguntado de otro modo: ¿dónde tiene la idea de valor su origen “metafísico” ? Si la metafísica es la verdad sobre el ente en su totalidad y habla por lo tanto del ser del ente, ¿de qué interpretación del ente en su totalidad surge la idea de valor? Respondemos: de la determinación del ente en su totalidad por el carácter fundamental de la voluntad de poder. La respuesta es correcta. Pero ¿cómo se llega a esa interpretación del ente, si no surge simplemente como una opinión arbitraria y violenta de la cabeza del desencaminado señor Nietzsche? ¿Cómo se llega al proyecto del mundo como voluntad de poder, dando por supuesto que en tal interpretación del mundo Nietzsche sólo tiene que decir aquello hacia lo que tiende en su curso más oculto una larga historia de Occidente, especialmente la historia de la época moderna? ¿Qué es lo que esencia e impera en la metafísica occidental para que se convierta finalmente en una metafísica de la voluntad de poder? Preguntando de este modo salimos de lo que aparentemente es un mero referir y comentar para pasar a una “confrontación” [Auseinander-setzung] con la metafísica de Nietzsche. En el supuesto de que la metafísica de Nietzsche sea el acabamiento de la metafísica occidental, la confrontación con ella sólo podrá ser adecuada si afecta a la metafísica occidental en su totalidad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por eso Nietzsche habla – como si fuera la cosa más obvia del mundo – de unidad, totalidad, verdad, como “valores supremos”. Que éstos sean “valores” no es simplemente una interpretación agregada por Nietzsche ulteriormente. Es el paso primero y decisivo de la “transvaloración” misma. En efecto, si se piensa bien, la transvaloración llevada a cabo por Nietzsche no consiste en que ponga nuevos valores en lugar de los valores supremos válidos hasta el momento, sino en que concibe ya a “ser”, “fin” y “verdad” como valores y sólo como valores. La “trans-valoración” de Nietzsche es en el fondo el repensar en términos de valor todas las determinaciones del ente. En el fragmento n. 12, al “fin”, la “unidad”, la “totalidad”, la “verdad”, el “ser”, los llama también “categorías de la razón”. Efectivamente lo son para Kant y Fichte, para Schelling y Hegel. También para Aristóteles, y para él en primer lugar, las determinaciones del ente en cuanto tal son categorías, aunque no “categorías de la razón”, suponiendo que se comprenda aquí “razón” como esencia de la subjetividad, tal como ocurre en Kant y en el idealismo alemán. Así pues, cuando Nietzsche trata de las determinaciones del ente y las comprende como “valores cosmológicos”, se está expresando allí la interpretación metafísico-moderna de las determinaciones de ser del ente como categorías de la razón. Pero esa interpretación moderna es transformada a su vez por Nietzsche, de manera tal que ahora las categorías de la razón aparecen como valores supremos. Esta interpretación de las determinaciones de ser del ente, que surge en la época más reciente y en la última metafísica, es retrotraída a la filosofía griega, ya que toda la historia de la metafísica occidental aparece como historia de las posiciones de valores. Las posiciones metafísicas fundamentales anteriores no llegan a la palabra con la verdad que les es propia. Hablan el lenguaje de la filosofía de la voluntad de poder entendida como posición de valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Para ganar, frente a esta opinión, una visión más libre de la esencia de la metafísica y de su historia, es aconsejable en primer lugar pensar a fondo las doctrinas de Protágoras y de Descartes en sus rasgos fundamentales. Al hacerlo tenemos necesariamente que pasar revista a aquella esfera de preguntas que nos acerca de modo más originario la esencia de la metafísica en cuanto verdad sobre el ente en su totalidad y nos permite reconocer en qué sentido la pregunta “¿qué es el ente en cuanto tal y en su totalidad”? es la pregunta conductora de toda metafísica. Ya el título de la obra capital de Descartes muestra de qué se trata: Meditationes de prima philosophia (1641), “Meditaciones sobre la filosofía primera”. La expresión “filosofía primera” procede de Aristóteles y designa aquello que constituye en primer lugar y de manera propia la tarea de lo que recibe el nombre de filosofía. La prote philosophia trata la pregunta primera por su rango y que domina a todas las otras: qué es el ente, en cuanto que es un ente. Así, el águila, por ejemplo, en cuanto que es un pájaro, es decir, un ser viviente, es decir algo presente desde sí mismo. ¿Qué distingue al ente en cuanto ente? Sin embargo, parece que entretanto, con el cristianismo, se ha respondido definitivamente a la pregunta acerca de qué es el ente y eliminado así la pregunta misma, y todo esto desde un lugar que es esencialmente superior al opinar y al errar contingentes del hombre. La revelación bíblica, que según ella misma lo indica se apoya en la inspiración divina, enseña que el ente ha sido creado por el Dios creador personal y es conservado y dirigido por él. Gracias a la verdad revelada, proclamada como absolutamente vinculante por la doctrina de la Iglesia, aquella pregunta – qué es el ente – se ha vuelto superflua. El ser del ente consiste en su ser creado por Dios (omne ens est ens creatum). Si el conocimiento humano quiere experimentar la verdad sobre el ente sólo le queda, como único camino confiable, recoger y conservar fervientemente la doctrina de la revelación y su tradición por parte de los doctores de la Iglesia. La auténtica verdad es transmitida sólo por la doctrina de los doctores. La verdad tiene el carácter esencial de “doctrina”. El mundo medieval y su historia están construidos sobre esta doctrina. La única forma adecuada en la que puede expresarse de modo completo el conocimiento en cuanto doctrina es la “summa” , la reunión de escritos doctrinales en los que la totalidad del contenido doctrinal transmitido y las diferentes opiniones doctrinales son examinadas, empleadas o rechazadas en función de su concordancia con la doctrina eclesiástica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La frase de Protágoras dice inequívocamente que “todo” ente está referido al hombre en cuanto ego (yo) y que el hombre es la medida del ser del ente. ¿Pero de qué tipo es esta referencia del ente al “yo”, suponiendo que para entender la sentencia pensemos de modo griego y no introduzcamos en ella inadvertidamente representaciones del hombre como “sujeto”? El hombre percibe lo presente en el entorno de su percibir. Este presente se mantiene en cuanto tal y de antemano en un ámbito de accesibilidad, ya que este ámbito es un ámbito de desocultamiento. La percepción de lo presente se funda en el permanecer de éste en el interior del ámbito del desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Tenemos aquí el ejemplo más palpable del solapamiento de un nuevo comienzo del pensar metafísico con el pensar anterior. Esto es lo que tiene que constatar una descripción historiográfica de los contenidos y los modos doctrinales de Descartes. Por el contrario, la meditación histórica sobre el preguntar en sentido propio tiene que insistir en pensar en sus proposiciones y conceptos el sentido querido por Descartes mismo, aunque para ello fuera necesario traducir en otro “lenguaje” sus propios enunciados. Sum res cogitans no quiere decir, pues: soy una cosa que está equipada con la propiedad de pensar, sino: soy un ente cuyo modo de ser consiste en el representar, de modo tal que ese re-presentar pone también en la representatividad al re-presentante mismo. El ser del ente que soy yo mismo, y que es en cada caso el hombre en cuanto tal, tiene su esencia en la representatividad y en la certeza que le corresponde. Pero esto no significa: yo soy una “mera representación”, un mero pensamiento y nada verdaderamente real; sino que significa: la consistencia de mí mismo en cuanto res cogitans consiste en la segura fijación del representar, en la certeza conforme a la cual el sí mismo es llevado ante sí mismo. Pero puesto que el ego cogito, el “yo represento”, no está tomado como un proceso aislado en un yo separado, puesto que el “yo” está comprendido como el sí mismo hacia el que el representar en cuanto tal se retrotrae por esencia, siendo así lo que es, por eso el cogito sum dice siempre esencialmente algo más. El ser del que representa, asegurado en el representar mismo, es la medida para el ser de lo representado, tomado en cuanto tal. Por ello, todo ente se mide de acuerdo con esa medida del ser, en el sentido de la representatividad asegurada y que se asegura a sí misma. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

O sea que la proposición cogito sum es el subiectum; la “proposición”, no tomada en su tenor literal y como forma pensada gramaticalmente, ni tampoco en su “contenido semántico” presuntamente arbitrario y pensable de forma aislada, sino la “proposición” de acuerdo con aquello que en ella se expresa como lo propiamente esenciante [das eigentliche Wesende] y que la sostiene en su esencia de proposición. Qué es esto? Respuesta: la esencia plena de la representación. La re-presentación [Vor-stellung] se ha convertido en instauración [Auf-stellung] y fijación [Fest-stellung] de la esencia de la verdad y del ser. La re-presentación se pone aquí ella misma en su propio espacio esencial y pone a éste como medida de la esencia del ser del ente y de la esencia de la verdad. Puesto que verdad quiere decir ahora el estar seguro de la remisión, es decir, certeza, y puesto que ser significa representatividad en el sentido de esta certeza, el hombre, en conformidad con su papel en el representar que pone así el fundamento, se convierte en el sujeto eminente. En el ámbito de dominio de este subiectum, el ens ya no es ens creatum, es ens certum: indubitatum: vere cogitatum: “cogitatio”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Metafísica es la verdad sobre el ente en cuanto tal en su totalidad. Las posiciones fundamentales de la metafísica tienen por lo tanto su fundamento en la respectiva esencia de la verdad y en la respectiva interpretación esencial del ser del ente. La metafísica moderna, en cuyo cauce se encuentra, o por lo menos parece encontrarse inevitablemente nuestro pensamiento, en cuanto metafísica de la subjetividad, convierte en obviedad la opinión de que la esencia de la verdad y la interpretación del ser estarían determinadas por el hombre como sujeto en sentido propio. Sin embargo, pensado de modo más esencial, se muestra que la subjetividad se determina desde la esencia de la verdad como “certeza” y desde el ser como representatividad. Hemos visto cómo el re-presentar se despliega en su plena esencia y cómo sólo en su interior – como aquello que subyace – el hombre, en primer lugar como “yo”, se transforma en sujeto en sentido estrecho. Que el hombre se vuelva así el ejecutor y administrador, e incluso el poseedor y portador de la subjetividad no demuestra de ninguna manera que sea el fundamento esencial de la subjetividad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Estas se dirigen 1) al modo en el que el hombre es él mismo; 2) al proyecto de ser del ente; 3) a la esencia de la verdad del ente; 4) a la manera en la que el hombre toma y da la medida para la verdad del ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Surge ahora la pregunta: ¿hemos juntado estos cuatro respectos de manera simplemente arbitraria o se encuentran ellos mismos en una conexión interna, de manera tal que con la posición de uno resultan ya puestos los tres restantes? Si lo segundo fuera lo acertado y por lo tanto los cuatro respectos designaran una estructura unitaria, surgiría entonces la siguiente pregunta: ¿en qué situación se halla esta estructura circunscrita por los cuatro respectos en referencia a lo que hemos denominado la relación del hombre con el ente? El primer respecto piensa al hombre, de qué modo es él mismo, se sabe como ente y es, sabiendo, este ente que se distingue, sabiendo, de todo ente que él no es. En este ser sí mismo está encerrado que el hombre está en una verdad sobre el ente, sobre el ente que él mismo es y sobre el ente que él no es. De este modo, el primer respecto encierra el tercero: la verdad del ente. En el tercero está ya copensado el segundo, pues la verdad sobre el ente tiene que descubrir y representar a ese ente en aquello que es en cuanto ente, es decir, en su ser. La verdad sobre el ente contiene un proyecto del ser del ente. Pero en cuanto el hombre, siendo él mismo, se mantiene en el proyecto del ser y está en la verdad sobre el ente, tiene que, o bien tomar la verdad sobre el ente como medida de su ser sí mismo, o bien dar desde su ser sí mismo la medida para la verdad del ente. El primer respecto contiene al tercero, en el que se halla incluido el segundo, pero al mismo tiempo comprende en sí también al cuarto. Análogamente puede mostrarse desde el segundo y también desde el tercero la respectiva pertenencia recíproca de los restantes respectos. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La metafísica habla del ente en cuanto tal en su totalidad, es decir del ser del ente; de este modo impera en ella una referencia del hombre al ser del ente. Sin embargo, la pregunta de si y cómo el hombre se relaciona con el ser del ente, no con el ente, con éste y aquél, queda sin formular. Se pretende que aclarando la relación del hombre con el ente ya se ha determinado de modo suficiente la referencia al “ser”. Se toma a ambas, la relación con el ente y la referencia al ser, como lo “mismo”, y esto incluso con cierta razón. En esta igualación se manifiesta el rasgo fundamental del pensar metafísico. Puesto que la referencia al ser apenas ha sido considerada más allá de la relación con el ente, y cuando lo ha sido se la ha tomado siempre como su sombra, también la esencia de esta relación se encuentra en tinieblas. De acuerdo con el tercer respecto, la metafísica es la verdad “sobre” el ente en su totalidad. En qué relación está el hombre respecto de la verdad y de su esencia queda igualmente sin plantearse. Por último, en el cuarto respecto, según el cual el hombre pone la medida para la determinación del ente en cuanto tal, también se oculta la pregunta de cómo el ente en cuanto tal pueda ser llevado a la mirada del hombre, pueda ser experimentado y conservado por él con su carácter determinado, independientemente de que esté en el papel de sujeto o tenga una esencia diferente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Lo más esencial en todo ello, el que nos movamos dentro de un saber quizá muy indeterminado y confuso de la historicidad de la historia, no nos preocupa, y tampoco necesita preocupar a todo el mundo. Pero el ser del ente del tipo de lo histórico no pierde por eso esencialidad. Sólo se vuelve más extraño si en una esencialidad tal se anuncia que no precisa ni siquiera de la atención general para irradiar, sin embargo, y precisamente entonces, su plenitud esencial. Esta extrañeza aumenta la cuestionabilidad de aquello a lo que estamos señalando, la cuestionabilidad del ser y con ella la cuestionabilidad de la referencia del hombre al ser. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

A este nombre de “ontología” se unen, según la respectiva posición metafísica fundamental y su conformación en el marco de las escuelas, diferentes opiniones sobre el conocimiento del ente y del ser. “Ontología” se ha convertido hoy otra vez en un nombre de moda; pero su tiempo ya parece haber pasado de nuevo. Por ello, es lícito recordar su uso más simple, vuelto hacia el significado de las palabras griegas; ontología: el interpelar y comprender el ser del ente. Con este nombre no designamos una disciplina especial de la metafísica, ni tampoco una “corriente” del pensamiento filosófico. Tomamos este título con tal amplitud que indica simplemente un acaecimiento, el acaecimiento de que el ente es interpelado en cuanto tal, es decir, en su ser. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Aunque, por otra parte, quizás esta denominación sea por de pronto el único apoyo posible para hacer visible lo que es continuamente lo Mismo en toda metafísica, no como una cualidad indiferente sino como el fundamento decisivo que guía y caracteriza históricamente a todo preguntar de la metafísica. Que la metafísica piense el ser continuamente del mismo modo, aunque el ser del ente se interprete de diferentes maneras dentro del espacio del presenciar, tiene que tener su fundamento en la esencia de la metafísica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El ser, la entidad del ente, es pensada como lo “a priori”, el “prius”, lo anterior, lo precedente. Lo a priori, lo anterior, alude, en el significado temporal corriente, a lo que es más antiguo, al ente que ha surgido y ha sido en otro tiempo y ya no está más presente. Si se tratara de la sucesión temporal del ente, ni la palabra ni su concepto requerirían una elucidación especial. Pero lo que está en cuestión es la distinción de ser y ente. Lo a priori y lo previo, en cuanto títulos que caracterizan al ser, son dichos del ser. La palabra latina prius es traducción e interpretación del griego proteron. De este proteron trata expresamente por primera vez Platón, y siguiéndole a él Aristóteles, y precisamente en referencia a la entidad del ente (ousia). Tenemos que renunciar aquí a exponer las concepciones platónicas y aristotélicas acerca del proteron directamente a partir de los diálogos y tratados de ambos pensadores. Tendrá que bastar con un comentario más general y libre. Éste no se podrá llevar a cabo, sin embargo, sin entrar en el momento oportuno en algunos de los rasgos principales de la doctrina platónica del ser del ente. El comentario acerca del a priori con el fin de caracterizar la distinción de ser y ente podría servir al mismo tiempo para evidenciar que con la concepción del a priori no se piensa nada alejado sino que con ella se comprende por vez primera algo demasiado cercano, aunque sólo se lo haga dentro de determinados límites, límites que son los de la filosofa, es decir, los de la metafísica Por eso, en cuanto a la cosa misma, en los comentarios realizados hasta ahora ya hemos tratado siempre de lo que se hablará ahora bajo la caracterización especial de “a priori”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

De acuerdo con su significado real, este título no mienta otra cosa que el saber del ser del ente, ser que se distingue por la aprioridad y que ha sido comprendido por Platón como idea. Con la interpretación platónica del ser como idea comienza, por lo tanto, la metafísica. Ésta marca, en lo sucesivo, la esencia de la filosofía occidental. Su historia es, desde Platón hasta Nietzsche, historia de la metafísica. Y puesto que la metafísica comienza con la interpretación del ser como “idea” y esta interpretación continúa siendo determinante, toda filosofía es, desde Platón, “idealismo”, en el sentido univoco de la palabra según el cual el ser se busca en la idea, en lo que tiene el carácter de idea y en lo ideal. Por lo tanto, visto desde el fundador de la metafísica, puede decirse: toda filosofía occidental es platonismo. metafísica, idealismo, platonismo, significan, en esencia, lo mismo. Siguen siendo determinantes incluso cuando se imponen contramovimientos e inversiones. En la historia de Occidente, Platón se convierte en el prototipo del filósofo. Nietzsche no sólo ha designado a su filosofía como inversión del platonismo. El pensamiento de Nietzsche era y es en todas partes un único y con frecuencia discrepante diálogo con Platón. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La interpretación del ser como idea insta inmediatamente a comparar la captación del ente con el ver. Los griegos, sobre todo desde la época de Platón, comprendían efectivamente al conocer como una especie de ver y de mirar, lo que se manifiesta en la aún hoy usual expresión de lo “teórico”, donde resuenan thea, la mirada, y oran, ver (teatro, espectáculo). Se pretende ofrecer una explicación más profunda de este hecho afirmando que los griegos tenían una especial predisposición óptica, que eran de “tipo visual”. Que esta apreciada explicación no es explicación alguna se ve con facilidad. Se trata de explicar por qué los griegos elucidan la referencia al ente recurriendo al ver. Pero esto sólo puede tener su razón suficiente en la interpretación del ser que es dominante para los griegos. Porque ser quiere decir: presencia y consistencia, el “ver” resulta preferentemente apropiado para servir de aclaración para la captación de lo presente y consistente. En efecto, en el ver tenemos a lo captado “enfrente” en un sentido destacado, suponiendo que a nuestro ver no subyazca ya una interpretación del ente. Los griegos no han ilustrado la relación con el ente por medio del ver porque eran de “tipo visual” sino que, si se quiere emplear esa expresión, eran de “tipo visual” porque experimentaban el ser del ente como presencia y consistencia. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Según la doctrina de Platón, el ser es idea, visualidad, la presencia como aspecto. Lo que está en tal aspecto, en cuanto que en ello llega a la presencia, deviene y es un ente. Pero por el hecho de que la más elevada de las ideas sea comprendida al mismo tiempo como agathon, la esencia de todas las demás ideas recibe una interpretación decisiva. La idea en cuanto tal, es decir el ser del ente, adquiere el carácter de agathoeides, de lo que hace apto para…, o sea, de lo que hace al ente apto para ser un ente. El ser adquiere el rasgo esencial de lo posibilitante. Con ello y a partir de ese momento, es decir con el comienzo de la metafísica, aparece en la interpretación del ser una peculiar ambigüedad. El ser es, en cierto modo, la pura presencia, y es, al mismo tiempo, la posibilitación del ente. Por lo tanto, apenas el ente mismo pasa a un primer plano y atrae y reivindica para sí todo el comportamiento del hombre, el ser tiene que retroceder en favor del ente. Es cierto que sigue siendo aún lo posibilitante y, en tal sentido, lo precedente, lo a priori. Pero este a priori, aunque no se lo pueda negar, no tiene de ninguna manera el peso de lo que él en cada caso posibilita, del ente mismo. Lo a priori, al comienzo y en esencia lo pre-cedente, se convierte así en lo ulterior, en algo que, frente a la preponderancia del ente, es tolerado como condición de posibilidad del mismo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Este estimar esencial es el contar, con lo que damos a esta palabra aquel significado que señala un comportamiento fundamental: contar en cuanto contar con algo [Rechnen auf etwas]: “contar” con alguien, estar seguro de su actitud y su disposición; y contar en el sentido de tener en cuenta algo [Rechnen mit etwas]: tomar en consideración los efectos y las circunstancias. Calcular [Er-rechnen] quiere decir entonces poner aquello a lo que debe llegar todo con lo que se cuenta y se tiene en cuenta. El contar así entendido es el poner condiciones que se apoya sobre sí mismo, de manera tal que las condiciones condicionan el ser del ente, y como tal contar es lo que pone condiciones mismo y se asegura como tal en medio del ente en su totalidad, asegurando por lo tanto su relación con éste, y asegurándose a sí y a su relación a partir del ente. El contar esencialmente entendido se convierte así en re-presentar y re-mitir la condición de posibilidad del ente, es decir, del ser. Sólo este “contar” esencial posibilita y vuelve necesario el planear y contar en sentido meramente “contable”. El contar esencial es el carácter fundamental del estimar por el que todo lo que es producto de una estimación y es estimado tiene, en cuanto es de índole condicionante, el carácter de “valor”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Pero cuándo el re-presentar del ser del ente se convierte en un contar y un estimar esencial? ¿Cuándo las “condiciones” se convierten en el producto de una estimación y en aquello que es estimado, es decir, en valores? Sólo cuando el re-presentar del ente en cuanto tal se convierte en ese re-presentar que se apoya incondicionadamente sobre sí mismo y que tiene que establecer desde sí y para sí todas las condiciones del ser. Sólo cuando el carácter fundamental del ente se ha vuelto de una esencia tal que él mismo exige contar y estimar como una necesidad esencial del ser del ente. Esto ocurre allí donde el carácter fundamental del ente se revela como voluntad de poder. La voluntad de poder es la esencia de la voluntad. Nietzsche dice en 1884: “En toda voluntad hay un estimar” (XIII, n. 395). Anteriormente se mostró, desde el cumplimiento esencial de la voluntad de poder, cómo ésta es, por sí misma, una estimación de valor. Ahora, desde la esencia del estimar en cuanto contar incondicionado, ha resultado su copertenencia esencial con la voluntad de poder. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Cómo se llega al proyecto del ser como voluntad de poder? Dando por sentado que todo proyecto [Entwuf] de ser es un proyecto arrojado [geworfen],con lo que el ser dispone lo que esencia de su verdad, entonces la respuesta de la pregunta formulada se vuelve equivalente a la experiencia de la más oculta historia del ser. Para una experiencia tal estamos poco preparados. Por eso, la respuesta buscada sólo puede reemplazarse con indicaciones que apenas se distinguen de un informe historiográfico sobre las diferentes interpretaciones del ser del ente, mientras que, sin embargo, por su carácter y propósito, llevan a cabo una meditación histórica acerca de la historia de la verdad del ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Que el ser del ente se torne poderoso como voluntad de poder no es la consecuencia de que haya surgido la metafísica de Nietzsche. Por el contrario, el pensamiento de Nietzsche tuvo que entrar en la metafísica porque el ser hacía aparecer su esencia propia como voluntad de poder, como aquello que en la historia de la verdad del ente tenía que ser comprendido mediante el proyecto en cuanto voluntad de poder. El acontecimiento fundamental de esta historia fue, en último término, la transformación de la entidad en subjetividad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero la razón se comprende, desde Descartes, como cogitatio. La razón es la facultad de los “principios”, una facultad de re-presentar de antemano aquello que determina todo lo representable en cuanto a su representatividad, el ser del ente. La razón seria, entonces, la facultad de la distinción de ser y ente. Y puesto que la razón caracteriza a la esencia del hombre, pero éste, pensado modernamente, es sujeto, la distinción de ser y ente, y ya la facultad de tal distinción, se desvela como una propiedad de la subjetividad y quizás como su dotación básica. En efecto, la esencia del subiectum que llega a destacarse en el comienzo de la metafísica moderna es la representación misma en la plenitud de su esencia: “razón” (ratio) no es más que otro nombre de cogitatio. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Dominio de la dirección de interpretación, y en ello [radica] el cómo hermenéutico (no se trata de actitudes, de hacer un registro de las actitudes, a fin de poder ver o de dejar ver o de hacer ver todo cuanto en este campo hay, es decir, todo cuanto en este campo puede haber; no se trata de una psicología de la filosofía sino que se trata más bien de dejar ver cómo en ellas, es decir, en esas formas de haberse o actitudes, nuestra exsistencia es, nuestra exsistencia de hoy, y ello conforme a modos o formas de su ser (del ser de la exsistencia), procediendo en ello de forma categorial, es decir, “ateniéndonos” a la exsistencia, viendo si la correspondiente tendencia de interpretación nos pone exsistencia a la vista; y en general, viendo también qué ontología) [es decir, viendo en general cuál es la forma de ser del ente que es la exsistencia MJR] Heideggeriana: GA63

Se puede objetar que esta indicación prueba con tanta o mayor fuerza que el ente, que es extratemporal y supratemporal, es sin el tiempo, que, precisamente, no todo ente es “en el tiempo”. ¡Desde luego! Pero la pregunta es si con eso queda agotada la referencia del ente al tiempo. Pues ha de observarse que la pregunta es una muy distinta; no si el ente es o no en el tiempo, sino si el ser del ente es comprendido en vista del tiempo. Y de esto resulta que lo extra – y supratemporal se entiende ónticamente como no en el tiempo, pero esto “in-temporal” es precisamente sólo un determinado modus de la relación al tiempo, así como el reposo inmóvil es un modus del movimiento, sólo que aquí subsiste una relación más radical. Por lo tanto, es menester explicar por qué y cómo es posible esta relación, y con qué necesidad interna ya la comprensión vulgar del ser del ente se remite al tiempo. Además: la referencia al tiempo que está en cuestión no queda agotada, y ni siquiera se atina a ella, por medio del [concepto del] tiempo en el sentido de la intratemporalidad. Esta misma comprensión de ser ha menester de elucidación. También el ente que no es “en el tiempo”, y precisamente éste, es comprensible en referencia a su ser sólo sobre la base del tiempo; pero para esto hay que concebir más radicalmente el tiempo. Ser es comprendido a partir de una referencia al tiempo, pero el problema de esta referencia de ser y tiempo es el “y”. Heideggeriana: TranscendenciaST

alpha) El título terminológico para el ser del ente, que por cierto se emplea con igual frecuencia para el ente mismo es ousia: ent-idad (Seiend-heit). Ella es lo que constituye al ente en cuanto ente, al on he on. Y ousia misma tiene una doble significación, que no es casual, y que por primera vez aparece agudamente en Aristóteles, pero que ya en Platón puede ser establecida por doquier: Ousia es ser en el sentido del modus existendi, del ser presencial (des Vorhandenseins). P. ej., “Teeteto”, 155 e 4 ss.: “aquellos que creen que nada está presente más que lo que pueden asir con las manos; todo lo demás no pertenecería al dominio de la ousía, del ser presencial”. Heideggeriana: TranscendenciaST

Hasta ahora hemos presentado dos problemas fundamentales que conciernen al ser mismo, sin atender a que el ser, del mismo modo como está articulado en essentia y existentia y como está regionalizado, también es siempre, en general, ser del ente. El ser es diferente del ente — y, en términos absolutos, sólo esta diferencia (Unterschied), esta posibilidad de diferencia, proporciona una comprensión de ser. Dicho de otra manera: en la comprensión de ser reside el llevar a cabo esta diferenciación de ser y ente. Esta diferencia es la que ante toda posibilita algo así como la ontología. De ahí que denominemos a esta diferencia, que ante todo posibilita algo así como la comprensión de ser, la diferencia ontológica (ontologische Differenz). Heideggeriana: TranscendenciaST

La metontología sólo es posible sobre la base y en la perspectiva de la problemática ontológica radical, y en unión con ésta; precisamente la radicalización de la ontología fundamental propulsa la mencionada reversión de la ontología desde ésta misma. Lo que aquí aparentemente separamos por medio de “disciplinas”, proveyéndolo de títulos, es algo uno — ¡así como la diferencia ontológica es una o uno el fenómeno primordial de la existencia humana! Pensar el ser como ser del ente y aprehender radical y universalmente el problema del ser quiere decir, a la vez, hacer tema del ente, a la luz de la ontología, en su totalidad. Heideggeriana: TranscendenciaST

De allí que la esencia del lenguaje acontezca originariamente y pura sólo ahí donde el ser del ente sea nombrado, por primera vez, y sea fundado con su nombrar – en el decir de la gran poesía. Ella es lenguaje original de un pueblo. Pero – apenas queda dicha, se ha abandonado también la palabra ya el llano repetir y mero desdecir. La palabra ha decaído. El lenguaje se ha convertido en habladuría. Y con ella se ha adueñado de todo la no-esencia del lenguaje. El lenguaje se abre paso como lenguaje de trato. En una mirada exclusiva sobre éste, se consolida la idea corriente de que el lenguaje es sólo un medio de entendimiento y nada más que eso. El decir habitual del discurso cotidiano se ha convertido en la regla. Con esto la poesía se torna entonces en la excepción de la regla, en tanto que, la poesía es, en verdad, en su originariedad, la ley del decir y lo restante no es nada más que consecuencia y caída. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Este conocer del conocer retrocede “por detrás” del conocer. ¿Pero de qué tipo de retroceso se trata? Se explica el conocer a partir de su proveniencia y a partir de “condiciones”, el conocer se convierte en algo explicado y conocido. ¿Se vuelve de esta manera más cognoscente, se somete así al dominio de su propia esencia? ¿Es este retroceso un retroceso que devuelve el conocer a su propia claridad esencial? ¿O se vuelve acaso más oscuro por obra de este retroceso explicativo? ¿Tan oscuro que se extingue toda luz, toda huella de la esencia del conocer? ¿Será quizás el conocer del conocer en cada caso la osadía de un paso pleno de consecuencias que da alguien una vez en milenios al aventurarse en algo no preguntado? Tenemos derecho a suponerlo, porque a pesar de los innumerables puntos de vista gnoseológicos que los historiadores saben referir, hay hasta ahora una única interpretación de la esencia del conocimiento, aquella para la que pusieron el fundamento los primeros pensadores griegos al determinar de manera decisiva el ser del ente, del ente en medio del cual se mueve todo conocer como un comportamiento, que a su vez es, de un ente respecto del ente. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices

En esta proposición se piensa y dice un adynaton, un imposible. Cuál es el carácter de imposibilidad que tiene aquí lo imposible se determina evidentemente en parte a partir de aquello a cuya imposibilidad aquí se alude: el presenciar y no presenciar al mismo tiempo (ma hyparkein te kai me hyparkein). Lo imposible se refiere al presenciar y a la presencia. Pero la presencia es, de acuerdo con la experiencia fundamental nunca propiamente explicitada de los pensadores griegos, la esencia del ser. En el principio de no contradicción se trata del ser del ente. Lo adynaton es una incapacidad [Unvermögliches] en el ser del ente. El ser no es capaz de algo. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices

En todo caso, hay una cosa que Nietzsche ve con claridad, que en el principio de no contradicción lo decisivo es una imposibilidad. Por consiguiente, la interpretación del principio tiene que dar ante todo explicaciones acerca del tipo y la esencia de este adynaton. De acuerdo con el primer párrafo citado, Nietzsche entiende este “imposible” en el sentido de un “no ser capaz de”. Recalca expresamente que no se trata aquí de una “necesidad”. Esto quiere decir: que algo no pueda ser al mismo tiempo esto y su contrario depende de que nosotros no somos capaces de “afirmar y negar una y la misma cosa”. Nuestra incapacidad de afirmar y negar lo mismo tiene por consecuencia que algo no puede representarse, fijarse, es decir “ser”, al mismo tiempo como esto y su contrario. Pero nuestro no poder pensar de otro modo no proviene de ninguna manera de que lo pensado mismo requiera tener que pensar así. Lo “imposible” es una incapacidad de nuestro pensar, o sea un no poder subjetivo, y de ninguna manera un no admitir objetivo por parte del objeto. A este imposible objetivo se refiere Nietzsche con la palabra “necesidad”. Por lo tanto, el principio de no contradicción sólo tiene validez “subjetiva”, depende de la constitución de nuestra capacidad de pensar. Con una alteración biológica de nuestra capacidad de pensar el principio de no contradicción podría perder su validez. ¿No la ha perdido ya? Aquel pensador que junto con Nietzsche ha llevado a cabo el acabamiento de la metafísica, es decir Hegel, ¿no ha superado acaso en su metafísica la validez del principio de no contradicción? ¿No enseña Hegel que la contradicción pertenece a la esencia más íntima del ser? ¿No es también ésa la doctrina esencial de Heráclito? Pero para Hegel y para Heráclito, la “contradicción” es el “elemento” del “ser”, por lo que trastocamos ya todo si hablamos de una contradicción del decir y del hablar en lugar de una contrariedad [Widerwendigkeit] del ser. Pero el mismo Aristóteles, que acuñó expresamente por vez primera aquel principio sobre el ser del ente, también habla de antiphasis. Además de la citada, da otras versiones del principio por las que parece que se tratara efectivamente sólo del enfrentamiento de enunciados, phaseis. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices

Al saber de la entidad del ente – en una palabra, del ser – lo llama Aristóteles prote philosophia, la filosofía en primera línea, es decir el saber y pensar filosófico en sentido propio. En el curso del despliegue de este saber de la entidad del ente, Aristóteles plantea la pregunta de si a este saber y preguntar también le corresponde la consideración de las que se denominan bebaiotatai archai, de aquello que es, del modo más firme, punto de partida y dominio para todo ser. De ellas forma parte lo que llamamos el principio de no contradicción. Aristóteles responde afirmativamente a la pregunta. Esto quiere decir: este “axioma” es la estimación de lo que de antemano pertenece al ser del ente. El principio de no contradicción dice “algo” sobre el ser. Contiene el proyecto esencial del on he on, del ente en cuanto tal. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices

Nietzsche reconoce que el principio de no contradicción es un principio sobre el ser del ente. Pero no reconoce que esta concepción del principio de contradicción fue enunciada precisamente por el pensador que por primera vez puso y concibió de manera completa este principio como principio del ser. Si esta falta de reconocimiento por parte de Nietzsche fuera simplemente un error historiográfico no deberíamos hablar más de él. Pero significa algo diferente: que Nietzsche desconoce el fundamento histórico de su propia interpretación del ente, no mide el alcance de sus tomas de posición y no es capaz por ello de establecer cuál es su propio sitio, con lo que tampoco puede alcanzar al adversario que quiere alcanzar y que, para cumplir con tal propósito, previamente tiene que ser comprendido y atacado en su posición más propia. Heideggeriana: VontadePoder Apéndices

Aristóteles pensaba ciertamente de modo griego: el ser era inmediatamente avistado en su esencia como presencia. Con sólo echar de ver el ser del ente en esta esencia suya como ousia, energeia y entelechia con decir lo así avistado y diciéndolo ponerlo allí, con ello le era suficiente. Esto era tanto más suficiente cuanto que los pensadores griegos sabían que el ser, la esencia del ente, no se deja nunca contabilizar y deducir del ente que es

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