GA64 – vida
Leben
Todos los trabajos de Dilthey se mueven por el impulso de lograr una comprensión científica de la realidad espiritual, social e histórica del hombre, es decir, de «la vida», y pretenden fundamentar esta comprensión de una manera científicamente genuina. I
El conocimiento científico sigue dos caminos a la hora de explorar la vida en su afán de comprenderla: por un lado, el camino de la filosofía, cuyo propósito último es, según Dilthey y Yorck, de orden moral y pedagógico; y, por otro lado, el camino de la ciencia histórica del espíritu, que muestra la vida en sus «objetivaciones». I
El auténtico carácter científico de las disciplinas de la ciencia histórica del espíritu se funda en el hecho de que lo que a fin de cuentas constituye el tema constante de sus objetivaciones – a saber, la vida– se elabora en el marco de la estructura misma de esta ciencia histórica del espíritu. I
Ahora bien, los principios y las reglas hay que obtenerlos del «conocer» mismo, el cual, a su vez, tiene como «subsuelo» la «conexión psíquica» (la vida). I
Pero también la filosofía, en la medida en que debe elaborar una teoría del hombre según las posibilidades fundamentales de la vida humana, se ve colocada ante la misma tarea de analizar esta «conexión psíquica». I
Este nexo estructural no transcurre, por decirlo así, en la vida, no acontece con ella, sino que es «vivido». I
Y precisamente es vivido de tal manera que en cada una de sus acciones y motivaciones está presente el todo de la vida. I
En la medida en que la vida es evolución y desarrollo, y esto en cada caso como vida concreta e histórica, su propia historia debe convertirse para ella en el organon de comprensión. I
Estas investigaciones se fundamentan en una «psicología» de la vida, esto es, en una psicología que estudia la conexión psíquica como tal. I
Al tener que comprender «la vida» como una realidad originaria propia, nos encontramos con que el modo de su elaboración científica sólo puede estar determinado a partir de la vida misma. I
En estos hechos de la conciencia se debe hacer visible el «hombre entero», el pleno «proceso real de la vida». I
En esta exigencia de Yorck –que es, en el fondo, la de una lógica que, como la de Platón y la de Aristóteles, precede y guía a las ciencias– está implícita la tarea de elaborar en términos positivos y radicales las diversas estructuras categoriales del ente que es naturaleza y del ente que es historia (la vida). I
En cambio: «todo saber histórico vivo, que no se limita a describir la vida, tiene el carácter de una crítica» (p. I
Yorck alcanza una clara comprensión del carácter fundamental de la historia como «virtualidad» a partir del conocimiento del carácter ontológico de la vida humana misma y, por consiguiente, no mediante una consideración epistemológica del objeto de la historia: «El hecho de que la totalidad de lo que nos está psicofísicamente dado no es . I
En cambio, lo que penetra hasta el fondo de la vida se sustrae a una exposición exotérica, por lo que la terminología no resulta comúnmente comprensible dada su inevitable naturaleza simbólica. I
La vida humana se orienta en su quehacer más cotidiano por el tiempo. II
La vida humana encierra en sí misma una regulación temporal. II
Por lo pronto, cada uno es igualmente impropio en la vida cotidiana con los otros. « II
En la vida cotidiana, el hablar se consuma más bien sin una apropiación originaria del «sobre-qué». II
Lo que una vez fue expresado de forma originaria empieza a circular en el mundo circundante; quien lo repite alcanza en el simple escuchar una comprensión más que suficiente para su vida cotidiana, sin necesidad de una previa y originaria confrontación ]. II
El «uno» habita de modo más inmediato y propio en la habladuría, la cual se entiende como un determinado modo de ser del lenguaje en la vida cotidiana. II
Cuando el Dasein mismo se convierte en tema de investigación, como en el caso de la «filosofía de la vida» (lo que significa tanto como hablar de «botánica de las plantas» y tiene un sentido puramente propedéutico en la medida en que se ha olvidado esta obviedad), vemos que el abrir se dirige preferentemente a las múltiples formas de las posibilidades expresivas de la vida, esto es, al modo en que la vida se expresa en las respectivas culturas. II
Pero en la medida en que se ha de tematizar la vida misma en su ser y en cuanto «ser», la interpretación se realiza siguiendo el hilo conductor de un sentido del ser relativo al ser del mundo y al ser del mundo natural, respectivamente. II
En la medida en que el «uno» es el sujeto del ser, semejante estar-en no tiene que temer nada más en el marco de la familiaridad, la seguridad, la medianía y la publicidad que le proporciona la vida cotidiana con los otros. II
28) Este apartar la posibilidad de la muerte cierta e inminente se interpreta como un empuñar la vida, como una seguridad en sí mismo. III
Bajo el concepto de «historia» se entiende por de pronto la vida pasada. IV
Hasta cierto punto» uno ya suelo preguntarse por el mundo y la vida en él. IV
Cuanto más obvio es el estado interpretativo público –lo que en cada caso se entiende por arte, religión, vida, muerte, destino, libertad, culpa–, tanto menos se destaca el elemento que guía la situación hermenéutica, toda vez que ésta queda definida desde el inicio de la investigación por la primera interpretación de la «materia». IV
