GA88:154-156 – Exercícios filosóficos [Philosophische Übungen]

Los ejercicios filosóficos son siempre «ejercicios de principiante». Sin embargo, también aquí hay diferencias, según si empezamos desde cierta familiaridad o si empezamos totalmente «desde el comienzo», como ahora, sin presuponer «nada», a saber, nada de conocimientos ni de dominio de la «filosofía».

Pero sí se presupone: querer preguntar, querer saber, la voluntad de apropiarse también de conocimientos, incluso la voluntad de saber hacer la «obra de artesanía» o, para decirlo con las palabras de un joven oficial caído hace poco, la voluntad de «orden en nuestra taquilla interior» (limpieza espiritual).

Por el contrario, obstaculizantes y mantenidas lejos son todas las opiniones y lemas filosóficos que uno meramente «se ha leído».

El modo de proceder:

Diálogo: para ello se necesita salir de sí mismo. No temer tampoco las presuntas «preguntas tontas». Son más valiosas y aportan más que las afirmaciones que en apariencia tienen un sentido profundo.

Al comienzo de cada clase, un breve informe sobre la clase anterior (media hora-veinte minutos).

No usar la estenografía, sino reproducir pensando autónomamente hasta el fondo: pensar hasta el fondo. Con eso se persigue una finalidad múltiple:

a) Establecer la conexión con lo anterior.

b) Aprender a exponer y a decir con precisión.

c) Ganar la mirada para lo esencial. Pues también aquí en los ejercicios hay algunas cosas accesorias e incluso extravagantes. Por eso, es necesaria una marcha determinada y, no sin violencia, interrumpir preguntas y explicaciones. Para ello hay una «hora de despacho».

Ninguna vigilancia ni actitud de maestro de escuela. Pero tampoco ninguna arbitrariedad ni un ir y venir sin dar grandes explicaciones: la regularidad de la asistencia o la decisión de no asistir quedan encomendadas a la probidad interior de cada uno de los participantes.

Texto: a fin de tener una referencia para ciertas preguntas conductoras de este ejercicio se pone como base un breve texto. Lotze, al que apenas se puede considerar un pensador de primera fila, pero que sí fue un mediador de amplias miras entre dos épocas: idealismo alemán – Nietzsche. El fragmento contiene el segundo capítulo del libro III de su gran Lógica de 1874, y la pequeña Lógica de 1843: «El mundo de las ideas». Una buena ocasión para transitar a pensamientos esenciales de grandes pensadores y para intentar, reflexionando sobre estos pensamientos, una introducción al pensamiento filosófico.

En la primera clase se hicieron ya algunas observaciones previas sobre lo que estamos intentando aquí. Pero es normal que muchos no se sitúen enseguida, porque algunas cosas les resultarán chocantes. Ellos vienen de las ciencias. Mucho griterío de que en cada clase se vea algo nuevo y se siga adelante. Y encima hoy día.

Aquí nos permitimos el «lujo» de no tener prisa. Quizá eso ni siquiera sea lujo, sino necesidad: pues no queremos en modo alguno seguir «adelante», sino quedamos en el «sitio» donde estamos. ¿De qué tipo y qué lugar es ese sitio? Ésa es la cuestión. Quizá estemos ya en ese sitio, sólo que no lo sabemos. Nuestra tarea es llamar la atención sobre ello. Sin prisa: lo más hermoso sería que a lo largo de todo el semestre pudiéramos pensar tan sólo un único pensamiento. Pero aún no estamos preparados para ello. La artesanía.

Pensar siempre lo mismo:

Eso es lo más difícil.

La historia de los pensadores… ¡Un manicomio!

Sin precipitación: artesanía.

Volverse atento.